Estrechas y empinadas calles empedradas, tranquilas, sin tráfico rodado. Viejas casas, haciendo mil equilibrios sobre la ladera de un monte. Chimeneas humeantes, los aromas de la mar. El encanto de lo auténtico… en pleno siglo XXI.

Hace más de cuatro décadas, la abuela Karola abrió el restaurante. Por el Karola Etxea han pasado, año tras año, toda clase de gentes, que visitan este típico puerto marinero.

Desde 1997, el local es regentado por el nieto de Karola, Gualberto Royo.